Llegando los últimos días de Marzo y aprovechando la re apertura de las puertas de los salones de Artes de la ciudad, Colirio tiene la oportunidad de acceder a charlar con uno de los Artistas Contemporáneos mas destacados de Tucumán en el marco de la inauguración de la muestra “Desborde” en Borde Galeria.

CPQV: ¿Cómo llegaste al mundo del dibujo?
Pablo: Yo diría al mundo del arte porque el dibujo es una de las facetas entre las que me muevo, es una de mis herramientas, de hecho en mi obra se pueden ver distintas cosas que no son solo dibujos.
Aparece todo muy a temprana edad, primero como herencia de mi padre que falleció hace mucho era artista visual, docente de la facultad de artes. Entonces ya desde chico veía la biblioteca de él y consumía sus libros de arte. Era lo que había en mi casa, como les pasa a los hijos de los médicos. Veía los libros de pintura y para mí era como hojear historietas. Mi madre era actriz, mi abuela pianista entonces esa onda artística familiar medio que me obligaba a ser artista.
Al principio hay una tensión de no saber si es una cuestión familiar como un mandato o es una vocación propia. Hasta que llega el momento en que te cae la ficha y decís: esto es lo mío. Terminé la secundaria en la escuela de artes y cuando salí me puse a estudiar biología. Hice dos años y no pude. Me metí en la facultad de artes a estudiar en la Licenciatura en Artes Plásticas y ahí me sentí como pez en el agua.
CPQV: ¿Tenés preferencias por algunos materiales a la hora de producir?
P: En realidad el material es algo que surge de las necesidades que tengan las ideas. Las ideas dictan el material a utilizar, las formas, los contextos. No es el material lo que me determina una obra.
Si tengo una especie de preferencia o debilidad por el dibujo y dentro del dibujo, la tinta china sobre papel blanco. Ahí estaría mi punto débil.
CPQV: ¿El público necesita saber o conocer algo para poder hacer una lectura optima de tus obras?
P: No creo en los niveles de lectura. Me seduce mucho la idea de no trabajar para un público especializado que tenga que manejar algunos códigos para poder entender mi obra. Entendiendo que hay muchos niveles de lectura, me gusta partir de los niveles más básicos, no para todas las obras pero si en la mayoría de los casos me parece que hay cosas que pueden seducir a mucha gente “como gancho”. Uno de los problemas del arte contemporáneo es que maneja lenguajes muy codificados entonces en muchos casos el público general queda afuera. Pasa que los aficionados al arte, no todos están sumergidos en los lenguajes que se manejan dentro del arte contemporáneo y hay obras que están muy codificadas. Tengo obras que son en cierto punto fáciles y tienen como una lectura inmediata. En mi obra “Autorretrato” por ejemplo, hay un autito a control remoto que tiene un chasis de chapa donde está pintada mi cara y tiene un felpon incrustado, entonces la gente dibuja sobre la pista como haciéndome dibujar a mí. Es una obra divertida, graciosa, dinámica. Las veces que la expuse habían colas de niños esperando para dibujar por ser un juguete, entonces el código es muy popular en un punto. Pero si comenzas a hilar más fino podes llegar a otros lugares. Me gusta ese anzuelo para captar al público. Es bueno que el mensaje pueda llegar a muchas personas, ahora ese mensaje puede ir cambiando a lo que cada uno pueda interpretar.

CPQV: ¿Buscas mandar un mensaje a través de la obra?
P: No estoy buscando eso. Justamente creo que las artes visuales son una especie de discusión sobre que es un mensaje. El mensaje nunca es claro, es sensible, por ende no es racional en absoluto. Como la música.
CPQV: ¿Es por eso que tenés siempre en cuenta el factor azar y el accidente durante la gestación?
P: Si, tradicionalmente en la artes hay una estructura armada en torno al oficio y a la perfección y al dominio de la técnica y el lenguaje, como que la persona que más pule su técnica llega a ser un artista. Yo creo que el oficio no necesariamente determina ser un artista entonces para mí la perfección es un elemento absolutamente imperfecto y prescindible. Creo en la posibilidad del error y lo tomo como un elemento que me va a ayudar a construir mi obra. El error y el accidente me dan las coordenadas para hacer mi obra. Hay una especie de puja o de lucha entre el control de la técnica y el accidente. Lo que está en el medio, es mi obra. En estos accidentes no siempre los resultados fueron óptimos, descarté muchas cosas, pero es parte del juego.
CPQV: ¿Con que te estás nutriendo para seguir produciendo?
P: Es medio extraño pero últimamente no estoy tan abierto al “afuera”. Si me fascina poder ver y descubrir buenos artistas como Anish Kapoor que es impresionante como así también gente que está en tercer año de la facultad de artes que veo que tiene un potencial alucinante y voy aprendiendo. Veo cine, leo, me voy nutriendo desde ahí y sobre todo de la cotidianeidad porque es lo que más consumo. Estar sentado en una silla en un lugar impecable y ver que debajo de la mesa hay pelusas, entonces digo, aquí hay una persona que está tratando de cuidar de la limpieza de un espacio y debajo de la mesa aparece su verdad. Entonces en base a eso digo, aquí hay arte.
La cotidianeidad es mi máxima fuente nutricia
CPQV: ¿Como llegas a Buenos Aires?
P: Un poco empujado por un fenómeno que se dio a principios del año 2000 que fue más bien una suma de factores. Vino gente muy grosa a dar unas clínicas, donde tuvieron intervención el Taller C de la Facultad de Artes. Vinieron Gumier Maier, Claudia Fontes, Pablo Siquier, Marcelo Pacheco que fue curador del MALBA ( Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) durante mucho tiempo y dejaron sus enseñanzas. A su vez descubrieron que en Tucumán había un potencial muy fuerte de artistas jóvenes y comenzaron a abrirse las puertas. Un poco a través del Taller C de la Facultad, más las clínicas, concursos, becas, fondo nacional de las artes fuimos llegando de a poco a Buenos Aires. Éramos un grupo bien sólido. Estaba Sandro Pereira, Rolo Juárez, Javier Juárez, Mariana Ferrari. Muchos artistas a los que Buenos Aires comenzó a mirar. No es que fuimos a decirles: “che, miren lo que hacemos”.
Así fuimos llegando. Tuve la suerte de ser invitado de algunos espacios buenos de allá y poder ser visto por las personas indicadas
CPQV: ¿Se abren más puertas así?
P: Sí, pero a su vez a esas puertas las tenés que construir y mantener y laburar más que antes.
CPQV: ¿Es muy abismal la diferencia que hay entre las producciones de Tucumán y Buenos Aires?
P: Un poco sí, pero no es ni mejor ni peor. Buenos aires es otro mundo, manejan otro idioma y es como casi otro país porque se juegan otros intereses, está muy presente la cuestión del mercado. Un chico de 20 años ya está pensando en cómo vender la obra. Acá en Tucumán no pasa eso. El hecho de no tener que querer posicionar tu obra en el mercado te hace una obra más genuina. De todos modos gracias o a pesar de internet se está como homogeneizando todo y ya no es tan distinto. Pero si es diferente, sigue siendo el centro del país. Por ejemplo el año pasado fui a un taller de varios artistas de una amiga en un lugar medio escondido cerca de Palermo y de pronto llego una curadora brasilera de la Bienal de San Pablo a buscar artistas, esas cosas no pasan aquí. Ahí radicaría la gran diferencia.
CPQV: ¿Qué fue “Mesa de Negocios”?
P: Tiene que ver con que hace un artista cuando realiza una exposición. Tengo una actitud muy reflexiva con mi obra, no me siento un pintor que solo piensa con la mano sino más bien alguien que puede reflexionar sobre lo que está haciendo y sobre su contexto. La intención era definir qué es lo que hace un artista. Entonces mesa de negocios es un lugar de encuentro donde la obra no es el dibujo que está en la pared colgado, sino la interacción que hay entre ese dibujo, la persona que quiere ese dibujo pero que no se lo vendo sino que le digo que tiene que hacer un trabajo para obtenerlo y eso implica que hay alguien que recibe un servicio. Se lleva mi dibujo pero no quiero que me pague, me ayuda a ordenar mi carpeta de antecedentes por ejemplo… Entonces la exposición se vuelve un lugar de encuentro de muchos actores. Es como un trueque. Siento que ahí hay un aprovechamiento del potencial de lo que puede hacer un artista.
CPQV: Contanos qué es “Desborde”.
P: Aprovechando la invitación de la Galería Borde y siempre pensando la obra en función del lugar donde la presento armamos “Desborde”. Hay algo en mi obra que tiene presente esto del accidente, el error y el azar que utilizo para esta muestra. Es algo que se me sale de las manos y eso sería el desborde. Me dejo llevar con el dibujo y siento que hay algo cósmico. Me dejo llevar y siento que hay cuestiones muy ligadas a la naturaleza como en el caso del impacto del viento sobre las dunas y el efecto de las mareas formando dibujos. Como si yo fuera el instrumento regido por esta entidad “cósmica” que me lleva a hacer el dibujo, ojo, esto no significa que uno sea “wow” sino solo eso, ser el instrumento de una fuerza mucho más grande. La gente que ve las obras siente que se conecta con algo que conoce, algunos me dijeron que los dibujos parecen electrocardiogramas, otros que parecían las líneas de los cerros de siete colores o una microscopia de un corte de tejido óseo. Me gusta que todas las interpretaciones siempre estén ligadas a algunos fenómenos de la naturaleza.

CPQV: ¿Planes para este año?
P: Estoy escribiendo. Tengo un subsidio para armar un libro sobre mi obra y tengo que terminarlo ahora en julio. Estoy muy contento con ese proyecto. Después, lo inmediato que tengo es el dictado de una residencia para artistas en Tafí del Valle. Hay una convocatoria a nivel nacional para participar y yo voy a ser el tutor de esa residencia.
CPQV: ¿Cómo ves lo que están haciendo los artistas tucumanos?
P: Está muy bueno, hay varias movidas generacionales. Hay mucha energía, mucha fuerza. Si veo que muchas veces está faltando reforzar ideológicamente esas ideas. Hay muchos espacios pero la cantidad no siempre significa calidad. Me parece que en la medida que los espacios se posicionen ideológicamente, es decir, defender cierto tipo de proyectos, apoyar cierto tipo de artistas o trabajar problemas en particular, se hacen fuertes los proyectos. Cuando es solamente un espacio más que se abre y hacen muestras o recitales solo por hacerlas, me parece que no tiene sustancia, no tienen una marca ideológica.
CPQV: ¿Tendrá que ver con los mecanismos de formación?
P: Si, puede ser. Igual hay algo que es muy positivo que es que ya no todo sale de la facultad de artes. Por ejemplo la Galería “El Pasaje” donde estoy participando de un proyecto como invitado tiene como director aJuan Grande que es un gestor cultural, muy bueno, pero que viene de la abogacía. Es muy interesante como se va abriendo un espectro donde no todo sale de la Facultad de Artes.